Un
muchacho sentado en
el
banco más prieto y vacío de la plazoleta lee recuerda que lee
memoriza números que anota
unos dos tres en una libreta
rancia al cabo de treinta
minutos se levanta pisa
pisa enfurecido el papel
apolillado y pisa
se lo come.
(Del poemario "Habrá que matar". Inédito)
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