Botellas de gaseosas descartadas por turistas
pañales, colillas y alguna zapatilla
extraviada,por la que abre su virginidad este verano,
van a parar a lo indeterminadado del mar
en el fondo donde el ruido no hace eco
hasta que los años venideros conviertan lo concreto
en una misma indeterminada masa iluminada
por la luna que va saliendo.
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