¿Qué mensaje guardas en el rostro de la piedra
que el tiempo fragiliza sobre lágrima cerrada
en su pausa de alas roídas por las sombras?
¿Cuál fue la mirada que ensayó la magia
en tu felino cuerpo de raíz amarga?
La noche es una telaraña
de agrietados silencios en tu boca,
la máscara del sol el calendario
de párpados que abrazan
la arenosa y frágil piel del pasado.
La memoria, soplo de viento, desmadeja nubes,
desgrana flechas del rocío,
y desmigaja las esquirlas del olvido.
Quién buriló su esencia
inhaló el polvo chamánico de las estrellas…
Oigo tus quejumbrosos s:
bifurca el sol la cruz cardinal del Colatidosmos,
y la serpiente, río tumultuoso o collar de la
muerte,
asciende en escalera del ojo blanco de la noche
con su presagio de rayo escalofriante.
Leo tus señales y se fuga la sombra de tu
sombra
en el horizonte curvo de la mirada,
bebiéndose el camino de regreso
a la edad del fuego y del misterio.
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