Me río de Baal y de Hermes y de Paul,
vikingos de razzia
loca en la pegada
que brincan entre
fiordos
desinflados;
sueñan
el sueño que nos
roban.
Heme reído también dEl
Elegido:
un ancestro al revés igual
de chato,
no quiero tutelas
de coraje a pasitos
de la muerte, ni luz
mala
de hordas flacas
en el cielo que elijo
para huir.
Me
río de las patas de tu chivo que vi nunca,
de la gravedad pasada
y la futura.
Me río, es decir, de
todo héroe
sin ondas expansivas.
Vos, ¿de qué demonios te reís?
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