¿Qué es el ENIE?

Mi foto
El ENIE (Encuentro itinerante de escritores) es algo más que una sigla que denota lo que somos, un encuentro. Este espacio, abierto a la participación de escritores noveles, tal vez de los márgenes, activos y activistas de la palabra; es una convocatoria anual que se realiza en distintos puntos de la argentina. Efectivamente, cada año se nuclean en una provincia las actividades propuestas para tal ocasión que consiste en conocerse, compartir experiencias de lectura y de escritura, realizar charlas, debates, visitas a escuelas y penales del lugar. También es una buena oportunidad para estrechar lazos que, a pesar de las distancias, se mantienen intactos hasta el próximo encuentro y que, de hecho, son los que alimentan las ganas de volver a verse. Sí, el ENIE tiene esa cosa extrañamente mágica, cuasi mítica, de reunir a poetas, narradores, trashumantes, inoportunos, colgados y pirados que pegan onda (como se dice por ahí) ni bien entran en contacto.

18/9/11

De Instintos e inventos



Tras mucho reflexionar y ver dolores ajenos, llegó a la conclusión de que la mejor solución era comenzar por erradicar los cuentos tradicionales, es decir terminar con esas tradiciones violentas, sádicas y terribles. Eso finalmente salvaría a la humanidad de sí misma, se decía orgullosa la doctora.

Entonces, los quemó y reemplazó por bellas e inocuas historias, sin sangre, sin torturas y sin pasiones. Así logró desterrar esos sentimientos de los pequeños ya que no se los indujo desde ningún lugar. Incluso desaparecieron las palabras de la vida de los mayores. Los pequeños crecieron sin miedo a las madrastras ni a los lobos, sin conocer el miedo y el gusto a sangre en la boca, sin lo edificante de oír a alguien sollozar ni transpirar de miedo. Sin el placer de ver a las palomas comerse los ojos de las hermanastras.

Pero con cada nuevo amanecer aparecen cosas nuevas bajo el sol. Por ejemplo, algún original genio creador que inventa (o mejor dicho re- inventa) la pólvora. Y este invento no viene solo: a su vez alguien descubre que el gusto a sangre en la boca es altamente estimulante, más aún si es de alguien encerrado en el sótano, incluso  más que cualquier droga sintética que haya inventado alguna mente privilegiada y pacifista.
Ante esta situación, la laureada doctora se revolvía en su tumba sin poder levantarse a comer cerebros ajenos, ya que el suyo propio no le daba  licencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario