Espero
que llames, que desmientas esta rectitud de mi dominio acrecentado en las
habitaciones.]
Grito y
nadie oye, detengo la mirada.Si dieran una estadística de las mujeres más dispuestas bajo el manto de la nieve en julio,
sería la más dispuesta a sumirme en tu deseo.
No hay amigos, ni hora del té.
Un cazador desbanda su corazón de las cofias manchadas con sangre de pájaros,
leo a Jacques Prevert y no llamas,
no existes, quizás, y no sé entonces a qué me debo el honor de escribirte.
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