Anoche un satélite entró en la órbita de mis sueños
/ Le pregunté si se había extraviado y le indiqué la salida al final de mis
párpados / Pero él prefirió quedarse y hacer de mi sueño una pesadilla / Me contó
que detrás de la noche / donde las horas afilan dientes y relojes / el
inquisidor y sus verdugos construyen un andamio / Dijo que el propósito era tan
insólito como toda muerte por encargo: / “quieren matar la luna desde lo alto /
No le perdonan que brille sin luz propia / que su elevada mentira anochezca el
cielo y su buen ejemplo” // Al despertar salí de la casa y consulte al oráculo
de los perros / Ellos prefirieron creer que el satélite había enloquecido / dijeron que nadie puede matar la luna porque
ella es evasiva y cambiante / y podrá siempre escapar por un agujero negro y aparecer en otro
cielo // Al regresar a casa junté
los párpados y volví a soñar con el satélite / Esta vez estaba
desesperado / Me contó que habían apresado a la luna en Tucumán / Que allí sus
verdugos esperaban la orden para ultimarla / me advirtió que sería una muerte
ejemplar y surrealista: / “la cortaran con la navaja de Buñuel / luego
arrojaran su cadáver como chatarra espacial y coserán un pedazo de noche sobre
su ausencia” // Esta mañana desperté confundido / ¿a quién debo creerle? / los
perros han sido siempre fieles y verídicos / pero también es cierto que los
satélites no mienten // Por la tarde me angustió saber que sin luna el
mundo perdería su único ojo / que sólo de espantosa miel sería la noche
inaugural de los recién casados / que el hombre lobo no tendría excusa para
saciar su apetito de blancura / y que el lunático se perdería para siempre en
su lado más oscuro / Imaginé a los pianos poblándose de teclas negras y a los
poetas extraviados sin su brújula de insomnio / Dije luna y círculo y el
lenguaje me clavó su linealidad en la sangre // Al llegar la noche el cielo
había sido saqueado y la luna desaparecida / Junté los párpados y dormí un
sueño espacial y sin satélites / Pero esta mañana/ pegado sobre la puerta de mi ropero / el calendario marcaba luna asesinada
¿Qué es el ENIE?
- Escritores Itinerantes
- El ENIE (Encuentro itinerante de escritores) es algo más que una sigla que denota lo que somos, un encuentro. Este espacio, abierto a la participación de escritores noveles, tal vez de los márgenes, activos y activistas de la palabra; es una convocatoria anual que se realiza en distintos puntos de la argentina. Efectivamente, cada año se nuclean en una provincia las actividades propuestas para tal ocasión que consiste en conocerse, compartir experiencias de lectura y de escritura, realizar charlas, debates, visitas a escuelas y penales del lugar. También es una buena oportunidad para estrechar lazos que, a pesar de las distancias, se mantienen intactos hasta el próximo encuentro y que, de hecho, son los que alimentan las ganas de volver a verse. Sí, el ENIE tiene esa cosa extrañamente mágica, cuasi mítica, de reunir a poetas, narradores, trashumantes, inoportunos, colgados y pirados que pegan onda (como se dice por ahí) ni bien entran en contacto.
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